Su sueño desde niño era que su nombre fuera conocido en América Latina y España, pero no por una tragedia. La paradoja es que hoy todos los medios de habla hispana hacen referencia al artista dominicano, Monkey Black, hasta el Ministro de Cultura dominicano, José Antonio Rodríguez, pero como una víctima más de la violencia, especialmente de ésa que causa el morbo de los noticieros sensacionalistas: la que gira en torno al rap y a su flirteo con el delito.
Lo que sin duda ayudará a construir una nueva leyenda dentro de la doble hache en español, pues su final ha sido el mismo que corrieron leyendas del género como Tupac Shakur, asegura el periodico ElPaís.com.
“Yo escuchaba rap americano por el ritmo”, escribió en su perfil de Facebook el músico de 27 años, que inició formalmente su carrera en 2006, inspirado por la ignota agrupación de merengue mambo Proyecto Family. “En aquel tiempo, me gustaba rimar y sabía que podía hacerlo con gran facilidad”.
Aunque a los 10 años grabó su primer material con su colega Sujeto, actualmente intérprete de merengue urbano, Leonardo Michael Flores Ozun, el nombre detrás del álter ego, corrió la suerte de muchos dominicanos al tener que abandonar su Santo Domingo natal para buscar la prosperidad en la vecina Puerto Rico, en la que, a pesar de dedicarse a trabajar en varios oficios, cultivó su métrica, pues la Menor de las Antillas es una de las grandes catedrales del rap latinoamericano.
Al volver a esa mitad de La Española, Monkey Black ya gozaba de una rima filosa, arrabalera y periférica, que distinguía por su condición de cronista de su realidad. Lo que llamó la atención del MC Lápiz Conciente, quien se llama a sí mismo “El papá del rap dominicano”, y gran referente del género en la isla (junto con el polémico Vakero), con el que compuso a cuatro manos su primer gran éxito: Tienen miedo, al que le secundaron Activo y De lo mío (en clave de dembow, estilo primo hermano del reguetón).
Después de hacerse un nombre dentro de la escena urbana de su país, el éxito de su tema El sol y la playa le permitió incursionar en los escenarios de Barcelona, donde se estableció.
En abril de 2013, a un año y medio de su partida, la vuelta de Monkey Black causó revuelo en República Dominicana por todos los rumores que corrían en torno al artista como su posible matrimonio por conveniencia, su relación con la delincuencia organizada y sus deudas.
“Yo lo que vine fue a trabajar”, afirmó en una entrevista en un portal local. “Si no estoy aquí es porque no tengo oportunidades, ni me nominaron al Casandra (el premio musical más importante de ese lado de la isla). Nunca me prestaron atención. Ya arreglé mi residencia allá, de manera que puedo viajar para todas partes. Ahora estoy preparando mi nuevo material”.
Pero el rapero se fue con esa deuda. El miércoles, a las 10 de la noche, en la capital catalana, varias puñaladas, envueltas en una trama muy oscura, acabaron con su vida. Fuente El Dia