Pablo Sapia
Según nos informa la prensa de China, en las afueras de un pueblo llamado Changchun vive una tortuga que es adicta a la nicotina y fuma alrededor de diez cigarrillos por día. El dueño dice que cuando la mascota siente la necesidad de fumarse un cigarrillo, se agita y emite un silbido.
Pero la pregunta es...¿cómo es que una tortuga se vuelve adicta al cigarrillo? La historia es todavía más llamativa. Un chef de sobrenombre Tang, dueño de la tortuga, cuenta que hace más o menos dos meses descubrió que a la misma se le había clavado un hueso de pollo en el estómago.
Para poder sacársela sin que la tortuga lo mordiera, Tang le puso en la boca el cigarrillo que estaba fumando, así la pobre tenía algo para morder y distraerse del dolor mientras le sacaban el hueso clavado.
Si bien le pudo sacar el hueso con éxito, Tang no se dio cuenta de que ahora le había causado un problema todavía peor a la mascota: le había tomado el gusto al cigarrillo. A partir de ese día, cada vez que la tortuga ve a su dueño fumar, se trepa encima suyo en búsqueda de uno.
Ahora el chef se siente culpable por haberle causado semejante vicio al animal...pero más que nada le preocupa que no le alcance la plata para financiar la adicción de ambos.
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