En el sentido inverso al que por décadas ha sido el más habitual, un creciente número de empresas puertorriqueñas se están abriendo paso en República Dominicana como estrategia para sobrevivir a la crisis que sufre Puerto Rico.
“Hay muchos puertorriqueños llegando al país vecino a hacer negocios”, admitió hoy Germán Monroig, director ejecutivo de la Oficina del Estado Libre Asociado (ELA) de Puerto Rico en la República Dominicana, agencia que lleva operando desde 1990.
Dicho despacho, según explicó Monroig, trabaja como un enlace para promover las relaciones de negocios entre ambas islas, que anualmente alcanzan un valor cercano a los 1.500 millones de dólares, de los que 900 millones van a las arcas de Puerto Rico.
Parte del impulso económico se debe también a la Ley 20, conocida como Ley de Servicios de Exportación, que trata de promover a Puerto Rico como centro internacional de servicios mediante la reducción de la tasa de contribuciones sobre ingresos y la exención de las contribuciones sobre la propiedad como incentivos a la permanencia en la isla de profesionales del sector servicios.
Servicios de mercadotecnia, de construcción o de salud son los que más cabida están encontrando en el país vecino, separado de Puerto Rico por tan sólo 102 kilómetros.
Monroig, quien lleva dirigiendo la Oficina del ELA desde septiembre de 2014, detalló que empresas boricuas como Danosa, especializada en sellados de techo, se destacan por sus servicios de construcción, sector en el que la mano de obra es mucho más barata en República Dominicana que en Puerto Rico.
El salario mínimo mensual a tiempo completo de un puertorriqueño da para pagarle a entre cuatro y cinco dominicanos, según dijo Monroig.
Igualmente mencionó que hay otras compañías boricuas que ofrecen servicios de consultoría sobre su participación en el mercado, mientras que la empresa de cerraduras Toledo Locks se ha destacado como una de las principales en la República Dominicana en su sector.
Factores
Algunos de los factores que están favoreciendo esa “emigración” de empresas es, además de la cercanía, que ambos territorios usan el mismo idioma y la buena conexión aérea, con al menos cuatro vuelos diarios que realiza JetBlue entre ambos territorios.
Monroig agregó que otro de los alicientes para los empresarios boricuas a la hora de probar en República Dominicana es que la economía del país caribeño crece a un ritmo del 7 %, mientras que la puertorriqueña encadena ya diez años de crisis.
“Lo que está ocurriendo es que están abriendo un mercado nuevo”, indicó Monroig, quien sin embargo aclaró que “sería insensato pensar que el puertorriqueño está buscando trabajo” en República Dominicana.
Según dijo, no existe un recuento fiable de empresas boricuas que ofrecen sus servicios en el país vecino, que tradicionalmente ha sido un gran punto de destino de mano de obra para Puerto Rico, donde la mayor colonia extranjera la constituyen los dominicanos.
“El que diga que los puertorriqueños se están reubicando a República Dominicana no está diciendo lo cierto”, agregó Monroig, aunque admitió que existen ciertos nichos de mercado, como el de los crupiers, en los que la balanza se ha invertido radicalmente en los últimos meses.
Eso se debe, según explicó, a que en Puerto Rico están cerrando muchos casinos a causa de la crisis y de la caída de este tipo de negocios.
El titular de la agencia añadió que otro factor que hace competitivas a las empresas puertorriqueñas en República Dominicana es que estas se rigen por estándares estadounidenses, ya que se trata de un Estado Libre Asociado a EE.UU., y al mismo tiempo ciertas industrias dominicanas están tratando de adoptar esos mismos estándares.
Un claro ejemplo, dijo, es el de la salud, donde las empresas dominicanas se están rigiendo bajo los códigos de la Agencia de la Alimentación y Drogas (FDA) de EE.UU. para elevar su calidad sanitaria.
Fe de ello dio Luis Hernández, empleado de la firma puertorriqueña Orthopedia & Surgical Solutions -dedicada a los implantes ortopédicos- y quien viaja al menos una vez al mes a República Dominicana para ofrecer sus servicios a médicos y hospitales en Santo Domingo.
“Los dominicanos están cambiando su mentalidad, se están fijando en los estándares de la FDA y están dejando de utilizar los productos que les llegan de India, Brasil o China”, sostuvo Hernández. Según sus datos, su empresa trabaja con el 10 % de los 450 médicos que hay en Santo Domingo.
“Este impulso también se debe a que los planes médicos de República Dominicana pagan mejor y más rápido que en Puerto Rico”, opinó Hernández.